1- No va a ser fácil.

Realizar un proceso terapéutico es algo complejo, nos revuelve y nos pone en contacto con partes de nosotros enmarañadas. Requiere de un esfuerzo que hace del proceso algo apasionante pero también difícil. Hacer una buena terapia no es solo ir a hablar.

2- Voy a tener que compartir informaciones íntimas.

Para ello tengo que estar a gusto y sentirme protegido, cómodo. Mi intimidad va a ser cuidada como lo más importante pero a veces ni siquiera yo mismo estoy acostumbrado a moverme entre ella…

3. Voy a tener que luchar para corregir comportamientos automáticos que tardarán en irse porque llevan años conmigo.

A veces estamos más entrenados en hacerlo mal que bien y revertir lo que ya sale solo requiere mucho tiempo y aprendizaje…

4. El recorrido no es lineal.

Cuando crees que ya dominas un contenido trabajado, viene alguna caída, alguna situación que incrementa el grado de dificultad y me hace volver a sentirme en el punto de partida… El recorrido no es una línea recta, está plagado de picos, pero la tendencia es de subida…

5. No todos los objetivos que imagino se pueden conseguir.

Voy a tener que aceptar las partes de mí que no se pueden cambiar porque representan rasgos naturales que suelen tender a volver a manifestarse de alguna manera, intentar conocerlos y enfocarme en amortiguar el daño que me causan, es lo que me devuelve el control que siento perdido y sustituye la utopía de querer ser quien no soy por lo realista de conocerme y trabajar con mi propio material.

6. Mi proceso depende principalmente de mí y mi compromiso de esfuerzo.

Un poco, como cuando vamos al nutricionista, al médico, o a un entrenador personal… me enseñan a hacerlo bien y luego empieza lo realmente importante, hacer mi parte.

7. Nada cambia si nada cambia.

Voy a tener que esforzarme para aceptar y comunicar mis cambios, y hacer entender a las personas de mi vida y a mí mismo lo que supone luchar para intentar mejorar cosas…

8. Es un proceso totalmente mío.

Así debo de vivirlo, entenderlo y gestionarlo. Disfrutarlo y sufrirlo, por supuesto. Y compartirlo o reservarlo a mi elección.

9. El verdadero trabajo dura para siempre.

Estar comprometido con uno mismo y la redirección y corrección de errores es un trabajo que debe de quedarse en nosotros para siempre y más allá del proceso de terapia. Ese es el verdadero seguro de vida y salud mental.

10. Es el recorrido más a apasionante que puede hacerse.

Y sobre esto, no hay mucho más que decir